El sencillo sistema de ventanas correderas o corredizas se
basa en hacer deslizar horizontalmente las hojas de la ventana sobre unos
carriles o raíles hacia uno de los lados. Pueden ser de 2, 3 y de hasta 4 hojas
lo que supone una gran ventaja, ya que ocupa sólo el plano en el que se mueven,
u por tanto no afectan a la decoración interior ni reducen la iluminación
natural de la habitación. Este tipo de ventanas no ocupan ningún espacio
interior ni exterior.
Esta
es una de las mejores opciones para estancias no muy grandes, así como para aberturas
de grandes dimensiones. Además se pueden combinar con ventanas fijas,
practicables y abatibles.
Para
aumentar el aislamiento de estas ventanas, además de la rotura de puente térmico,
se pueden añadir fieltros o cepillos, tanto en los dos lados de la rueda, como
en los carriles inferior y superior.
La
ventana corredera es resistente a las condiciones meteorológicas adversas y
permite la instalación de sistemas de bloqueo por cerradura. Puede disponer de
hasta cuatro puntos de cierre que le confiere una mayor seguridad y
resistencia.
Entre
las ventajas de este sistema de ventanas destacan:
- Ocupan muy poco espacio.
- Son recomendadas para los lugares que requieran confort y comodidad.
- Gracias a las posibilidades de personalizar el diseño se pueden construir con tantas hojas como sean necesarias, con rotura de puente térmico, acabados lacados, dobles cristales, vidrios transparentes u oscuros.
- Aislar perfectamente las temperaturas exteriores evitando el paso del frío o el calor en forma excesiva.
- Son recomendadas para zonas geográficas donde se produzcan intensas precipitaciones ya que su resistencia a la corrosión puede hacer ahorrar al propietario mucho dinero y disgustos por el deterioro de las ventanas.
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